Desde nuestro nacimiento, incluso desde algunas perspectivas más avanzadas y actuales (bioneuroemoción, psicoterapia transpersonal, etc.) antes de nacer, el ser humano requiere el afecto de otras personas para desarrollarse e integrarse socialmente. En este caso, es la familia el primer agente socializador de la persona.
La familia no sólo enseña comportamientos primarios (comer, dormir, buscar cobijo, comunicarse, amar, reír, jugar, etc.), tanto consciente como inconscientemente, sino que también transmite creencias, valores, normas, código moral, etc. Todo ello va configurando parte de la personalidad del individuo, si bien aquí se incluye también el factor genético y los programas ancestrales.
Por todo ello, es importante aprender en positivo para educar en positivo, porque cuando más impacto tiene nuestro aprendizaje, es cuando seguimos un modelo y cuando accionamos.
Este área de intervención se centra en la educación familiar de manera integral, en Positivo + educamos, fomentando relaciones saludables y el buen trato en las relaciones filioparentales, minimizando el juicio y la petición, y fomentando el elogio, la disciplina y el afecto, la comunicación asertiva y los derechos asertivos, entre otros aspectos.
Basada en pedagogías innovadoras y preventivas, adaptada a las nuevas necesidades de la sociedad actual, esta área de intervención va destinada a padres y madres, hijos/as, hermanos/as, abuelos/as, maestros/as, educadores/as sociales y cualquier persona interesada en aprender de otra manera, en Positivo+ y de manera constructiva.3